Cuando Abraham Lincoln era joven y muy pobre abogado, sus colegas le pidieron que contribuara dinero para ayudar a otro abogado tan pobre que se veía el trasero a través de sus pantalones. Yo no estaba, pero según su biógrafo, Carl Sandburg, Lincoln, que tenía la réplica viva, respondió por apunte : “I regret that I am unable to contribute to the end in view.”
Por otra parte estaba presente en el gran restaurante Aqua de San Francisco cuando un cliente mostró que él también tenía ese talento de la réplica viva. La divisa de ese restaurante, divisa bastante pretenciosa, es : “Prueben la experiencia Aqua.” Cuando la camarera dejó caer un vaso de agua sobre sus pantalones, ese cliente le preguntó : “¿Es ésta, señorita, la experiencia Aqua ?”
Cambiemos, en sentido figurado, los pantalones de los varones para la ropa interior de las mujeres. Hace poco tiempo estaba de compras con una amiga que tiene mucho pecho, en busca de un sostén capaz de sostenerlo. Mi amiga, cansada y decepcionada, quiso abandonar la búsqueda, pero le dije : “No te das por vencida. Debes decirte “hacia adelante y, sobre todo, hacia arriba.”
No es una respuesta digna de la de Lincoln; solamente puedo hacer lo mejor posible. Los republicanos dicen “Viva la República.” Yo digo “Viva la réplica viva.”