“Mi hijo Cyril esta de vuelta”, exclamo nuestra vecina en la aldea, hablando a mi madre, “y esta tan guapo que te haria dolores”.
Como mi familia era muy burlona, este dicho se incorporo de repente al lenguage familiar. Cualquier cosa, desde un pastel para un compleanos hasta un vestido nuevo podria ser, a menudo con voz ironica “tan guapo que te haria dolores”.
Cuado Cyril el Guapo se caso con mi adorable maestra de escuela, tenia que ella no podria soportar la belleza de Cyril en cueros. No obstante, al regresar de la luna de miel, no parecia sufrir; mas bien su rostro era resplandeciente.
Tuvimos que mudarnos de la aldea y deiz anos pasaron antes de que viera de nuevo al matrimonio. Mi primera maestra era todavia adorable, pero me asuste de ver que Cyril habia llegado a ser un hombre de aspecto no feo pero muy ordinario. Su belleza se habia revelado tan evanescente como la juventud misma.
Sin embargo, aun permanecen rastros de Cyril et Guapo. Cuado hablo por telefono con mi hermana, a veces una o otra dice, a proposito de algo : “es tan guapo que te haria dolores”. Sin mas palabras, surge en cada una el recuerdo de esta epoca lejana de la ida en la aldea.