Paso mucho tiempo, demasiado tiempo, leyendo periódicos, sin aprender mucho. Sin embargo un artículo reciente me informó que el cuarto de baño ha llegado a ser el cuarto el más popular de la casa, y la gente acomodada está gastando dinero como si fuera agua, para tener un baño sibarítico. Esa noticia importante me hizo pensar en el baño, o más bien el retrete, que frecuentaba de niña, y que estaba fuera de la casa en la finca de mis abuelos. Entonces se me ocurrieron algunas comparaciones.
Por ejemplo, parece que hoy en día muchas personas quieren compartir el cuarto de baño, instalando para este fin dos lavamanos, uno al lado del otro. Pues en mi opinión, no es una idea tan original. En nuestro retrete había dos huecos, uno al lado del otro, y solía compartirlos con mi hermana.
Tambíen muchas personas quieren un baño con aromaterapia. Admito que nuestro retrete no siempre olía a rosa; es decir, era un retrete, no un inodoro. Sin embargo, al salir de ese sitio, solíamos respirar a pleno pulmón, y con alivio, los arbustos de olores agradables que lo redeaban. ¿ No es eso una forma rudimentaria de aromaterapia ?
En cuanto a la ducha, tiene que poseer una alcachofa (o dos) que dejará caer muy suavamente el agua, como si uno estuviera debajo de una regadera para plantas, ¿Y qué ? Ocurría lo mismo en nuestro retrete cuando llovía, la lluvia pasando suavamente por los huecos en el techo.
Ese artículo también dijo que “La gente ahora se divierta más con su cuarto de baño”. Eso me parece algo pervertido, aunque
recuerdo que cada año, en Hallowe’en, algunos muchachos traviesos se divertían tirando al suelo los retretes de sus vecinos. Me alegro de que el nuestro nunca haya sufrido tal indignidad, porque a decir verdad tenía (y todavía tengo) mucha afición a ese lugar. Además, no soy la única persona en pensar de este modo, porque actualmente los viejos retretes se venden como pan bendito, al precio medio de dos mil dólares.
¿No es muy irónico que mientras muchas personas suspiran por un cuarto de baño de gran lujo, otras están comprando viejos retretes ? Confieso que durante un momento de locura, me pregunté si podría poner uno en mi balcón renovado, pero al reflechir me dije que muy a menudo la realidad resulta ser decepionante, y que más valdría contentarme con mis dulces recuerdos.